Verba volant, scripta manent.

Cómo el amor no transformó el mundo. Ignacio del Valle

Cómo el amor no transformó el mundo. Ignacio del Valle

NOTAS DE LECTURA

"Cómo el amor no transformó el mundo" es la segunda novela que leo de mi paisano Ignacio del Valle y me ha gustado. La primera suya que leí fue "El abrazo del boxeador" que, tengo que decir, me gustó un poco más que ésta.

El libro es una novela coral, donde la vida de varios personajes se entrecruzan, personas jóvenes con todo un futuro por delante pero con un presente donde la búsqueda de la felicidad a través del amor y de la pareja es constante. La novela se desarrolla en Madrid y al autor da a veces referencias de los lugares donde viven o que frecuentan los personajes, lo que ayuda a situarnos en un sitio y en unas condiciones que seguramente nos serán bastante cotidianas.

Lo que Ignacio del Valle nos cuenta en "Cómo el amor no transformó el mundo" no es nada nuevo, tampoco creo que su objetivo sea innovar nada sino más bien redundar en lo que la realidad le quita al amor, en que nos detengamos un poco en ver la realidad del amor y no la magia que tantas veces nos vende el cine o la literatura. Nos da una visión actual y real de lo que son hoy en día las relaciones amorosas entre las personas de una gran ciudad.

Poco más puedo añadir que lo que el propio autor cuenta sobre esta novela: "Los protagonistas de esta novela son conscientes de que la felicidad es algo que siempre se paga, pero, aún así, continúan buscándola en una vorágine de deseos, traiciones, dependencias, amores y desengaños. Hombres y mujeres, amantes y amigos que, unidos por sus soledades, se entrecruzan formando un mosaico delicado y violento, en el que lo más parecido al paraíso es la gente que quieres. Al igual que el infierno."

En mi opinión, es un libro interesante de leer sobre todo por las reflexiones que hace el autor sobre la naturaleza humana a través de los personajes de su novela:
"El tiempo lo cura todo. Otra milonga. El tiempo no cura nada. O cura lo que ya no importa. El tiempo es precisamente lo que nos hiere. 
Noches en vela. Apatía. Distracciones constantes. Pensar en lo que se dijo, en lo que se va a decir. En lo que se debería haber dicho. Mirar el horóscopo. El tuyo y el de él. Idealizarlo. Ver su rostro en cada rostro. Euforia. Bajones. Hablar sola. No comer. Beber en exceso. Vigilar el teléfono. Autocompadecerse. Hablar de tonterías. Írsete la bola. Pensar en lo que ella pensaría. En qué estará haciendo. Con quién. Llorar. Oír canciones tristes. Pensar en no pensar. Pensar en pensar en no pensar. No dormir. No vivir. Eso es lo normal en el desamor. 
Aunque, en realidad, fue mucho peor. Mucho. Una profundidad peor.
Porque era el miedo."

El estilo de Ignacio del Valle es sencillo, directo y reflexivo. 

"Cómo el amor no transformó el mundo" es una novela que se lee muy bien, corta (son 200 páginas), entretenida y de esas que en muchas ocasiones te hacen pensar. No es una obra maestra, tampoco lo pretende.



ASÍ COMIENZA ESTA NOVELA:

"Tú y yo sabemos lo que va a pasar. Nos vamos a ver, nos vamos a gustar, terminaremos acostándonos, viviremos un tiempo entre nubes, nos diremos cosas que más tarde nos darán vergüenza, pero al final todo acabará estropeándose y nos romperemos el corazón."




HAIKU VI


"Aunque estés lejos,
como la herrumbre al hierro
te ama mi cuerpo."

Imagen y texto by Pulgacroft




LA AUTOESTIMA: UNA CABRONA "DE CUIDAO"


A mí la autoestima no me cae bien, le tengo cierta tirria, ¿por qué? Pues porque La autoestima es como ese tío en américa, que todo el mundo tiene uno pero nadie lo vio, y además a mí las cosas que empiezan por “auto”no me dan confianza: “autoinstalable”…¡mentira! No existe nada que se “auto instale” solo, “auto limpiable”…sí ya…cómo no vayas detrás con la bayeta…

Otra cosa por la que no me gusta es porque yo soy muy de términos medios, y la autoestima es muy radical: o la tienes alta o la tienes baja, si está en el medio es que no la tienes (lo cual dicen que es malo, pero yo creo que algo que se tiene ahí sin molestar y sin que te enteres de que está no puede ser muy malo, vamos, como la pelusilla de detrás del frigorífico que oye buena es verdad que no es, pero mala, mala…¿a ver a quién le molesta…?). Pues lo que iba diciendo, si tienes la autoestima alta, parece que es bueno, pero la autoestima es muy traicionera y de puñaladas traperas, cuando estás tú ahí que te vienes arriba porque la autoestima está por las nubes…viene la Vida (otra “peazo” cabrona, pero de ésta ya hablaremos ya…) y ¡¡ zas!!  te baja de un empujón, y es cuando te quedas con una cara de gilipollas que no veas…y da igual que le quieras echar la culpa a tu autoestima alta que la muy zorra, oye, se esconde y no hay quien la encuentre para ponerle las cosas claras…

Luego está el otro caso, el de la autoestima baja y éste es todavía peor, porque cuando la tienes alta…hasta que la Vida se da cuenta pues puedes disfrutar algo… pero con la autoestima baja no hay nada que hacer, lo ves todo de color negro…y es un coñazo porque por mucho sol que haga, tú ahí en el túnel…y cuando por fin ves la luz al final…no piensas que lo estás superando sino que estás muerto…así es la autoestima baja de "revientafiestas".
Si tienes la autoestima baja es mucho peor que tener la prima de riesgo alta, porque la prima de riesgo no deja de ser parienta lejana pero la autoestima…¡ayyy! la autoestima es como tu hijo, que ya puede tener 30 años que lo sigues teniendo en casa...y encima, ya digo,si la tienes baja es una mosca cojonera que no deja de “porculizar”, te deja hecho una piltrafilla…y si lo comentas, nadie te hace caso: “ufff tengo la autoestima baja….pues yo tengo el colesterol por las nubes…y ni con pastillas…eso tuyo no es nada, sal a tomar algo y a bailar ya verás…lo malo de verdad es el colesterol que te inflas a pastillas y a pescado cocido y no baja…”También puede ser que tengas el colesterol alto y la autoestima baja, sí, hay de todo, todo es empeorable, por eso si sólo tienes la autoestima baja, dentro de lo que puedas tienes que sentirte bien.
Y es que es así, siempre es mucho peor lo cuantificable en análisis: el colesterol, la diabetes, el ácido úrico….pero ¿la autoestima?, ¿qué?, ¿cómo la medimos?...por eso los demás (generalmente los que tienen “autoestima-pelusa” ya sabes a los que no les molesta) no le dan importancia…lo que no se ve, no existe (¿ves?...como la pelusa de detrás del frigo).

Tengo una amiga que le han dicho que la tiene baja (¡ojo! Esto es malo, eso puede ser que tú estás conviviendo ahí tan ricamente con la pelusa del frigo y de repente llega un supuesto amigo a ponértela delante de la cara, pues oye, no mola….) y como yo estaba pensando que también la tengo baja, pues que a ver si se hacen amigas, salen las dos juntas y así nos dejan un poco en paz…pero seguro que la suya no quiere saber nada de la mía y luego me viene “pa” casa llorando como siempre…(¿veis?, Ya está la autoestima “porculizando”…qué cabrona…)


-By Pulgacroft-





POR LA PUERTA GRANDE (microcuento)

Le hicieron un pasillo y le sacaron a hombros por la puerta grande.
Todo sería perfecto sin en lugar de ser el muerto fuera torero...

-Pulgacroft-



Invisible pero cierto




Una ciudad entera vive en mi cabeza, con sus calles, con su tráfico, con sus casas, con su gente.Ruidosa, estridente, brillante y agobiante que bulle, que grita, que entorpece mis pasos. Una ciudad infame que sangra pecados desde el asfalto caliente... Que gime cuando la miro y ríe cuando la sueño.
Una ciudad infinita de luces y de espejos rotos me desgarra por dentro y me aplaude por fuera, me sacrifica en la cruz  de su locura.
Me degrada y me eleva, me engulle...
A veces soy el vecino del quinto que no para de gritar, otras la vieja del tercero que vive sola y sin esperanza o el pianista del segundo que se traga sus propias teclas.
Me paseo por la calle y no me ves, soy un fantasma de sábana roída y cadenas oxidadas. La gente tiene prisa, no se para, ni escucha, ni mira, ni vive, ni toca…ni siente...sólo mastica lodo.
Soy el niño de la mano del abuelo o la niña del portal de enfrente que quiere ser mayor a toda costa.
Las ruedas de los coches me atropellan los pies y no grito, solo callo, paso  el dolor con píldoras de Fe…
Cuando llueve me refugio en los soportales, pero sigue rezumando humedad por todos lados. Una humedad que cala los huesos que no tengo , que se rompieron hace tiempo como el cristal de la ventana de tu escaparate.
Me acuesto entre noticias de política corrupta, de cobardes malos tratos, de deportes anestésicos, de cifras envenenadas…y apago la luna hasta mañana.






El valor de la amistad

- Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor; solicito permiso para ir a buscarlo- dijo un soldado a su teniente.
- Permiso denegado- replicó el oficial.
No quiero que arriesgue su vida por un hombre que probablemente haya muerto.
El soldado, haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora más tarde regresó mortalmente herido transportando el cadáver de su amigo.
El oficial estaba furioso:
- ¡Ya le dije que había muerto! ¡Ahora he perdido a dos hombres! Dígame, ¿valía la pena ir allá para traer un cadáver?
Y el soldado moribundo respondió:
- ¡Claro que sí, señor! Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme:
- Estaba seguro de que vendrías.




Leído en un calendario.
Imagen sacada de Internet.



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